jueves, 31 de octubre de 2013

Día de difuntos: No tengamos miedo, Dios nos está esperando




Dentro de unos días recordaremos de manera especial a todos los difuntos, a nuestros seres queridos que nos dejaron y a los que recordamos con dolor. Y en esa fecha de “los Difuntos” quién más y quién menos se pone la pregunta de si existe o no el cielo. Y solemos decir: nadie ha vuelto y, por lo tanto, ¿podemos estar seguros de que hay vida después de la muerte?

Permitidme, queridos lectores, que os cuente una pequeña historia que sucedió en una clínica. Un hombre muy enfermo estaba muy inquieto y turbado. Cogió la mano del médico y le dijo:
“Tengo mucho miedo a morir. Dígame, doctor, ¿qué me espera después de la muerte? ¿A qué se parecerá lo que haya del otro lado?”
No lo sé, le dice el doctor
Usted no lo sabe?, le dice el enfermo
El doctor en lugar de responderle abre la puerta que da al pasillo. No se imaginaba encontrar a su perro, un magnífico pastor alemán, que le había seguido a través de la ciudad, había burlado la vigilancia del portero de la clínica y ahora se encontraba en el pasillo. Cuando el perro vio a su amo saltó sobre él y le manifestó de mil maneras la alegría de haberle encontrado.

El doctor se volvió hacia el enfermo y le dijo: “¿Ha observado el comportamiento del perro? Él nunca había estado en este hospital, no conocía la casa, no sabía cómo eran los lavabos, el armario, las camas, ni de qué color son las paredes de los pasillos. Él sabía que su amo estaba aquí, al otro lado de la puerta y está contento y gozoso desde que se ha abierto la puerta y me ha encontrado. Mire, yo no sé nada de lo que nos espera del otro lado después de la muerte. Lo que sé es que el Señor Dios, Padre nuestro, está al otro lado y nos espera. Y el día que la puerta se abra, es decir el día de nuestra muerte, yo pasaré al otro lado y recibiré con inmenso gozo el abrazo de Dios Padre”.
Bonita reflexión la del doctor. Nos anima a vivir con esperanza porque no podemos olvidar que Dios es nuestro Padre, que nos ama y que está deseando darnos el abrazo después de la muerte e introducirnos en su casa que no sabemos muy bien cómo es, pero que eso no importa ya que lo verdaderamente importante es que seremos queridos y abrazos por Él.

“Quien contempla a una pareja que se mira tiernamente; quien contempla a un bebé que busca mientras mama los ojos de su madre, como si quisiera almacenar para siempre su sonrisa, percibe una lejana intuición del cielo. Poder mirar a Dios cara a cara es como un único y eterno momento de amor”.

Sí, recemos por nuestros difuntos a fin de que el Señor les perdone sus faltas y puedan recibir su abrazo y gozar en su presencia en compañía de todos los seres queridos que les precedieron en el camino del cielo. Y pidamos al Señor que no perdamos la confianza en su amor de Padre, que podamos recibir su abrazo de Padre y gocemos para siempre de su compañía.

Los orígenes cristianos de la fiesta de Halloween

Mentiras y verdades sobre esta fiesta norteamericana




«Conocerán la verdad y la verdad los hará libres» (Jn 8,32)

Anunciar el Evangelio implica anunciar la Verdad que nos salva (Lumen gentium, 17); es decir, anunciar a nuestro Señor Jesucristo, el Amén, el Verdadero (1Jn 5,20).

Por eso, en el anuncio del Evangelio, un discípulo de Cristo no puede recurrir nunca a la mentira, ni siquiera a las medias verdades. He aquí un criterio de discernimiento que debemos tener siempre presente: el fin nunca justifica los medios. Cuando hacemos esto, salimos del ámbito de la evangelización y entramos en el más burdo proselitismo.

Pues bien, en mentiras y medias verdades se incurre frecuentemente al hablar de la fiesta de Halloween. Por otra parte, cuando se habla de Halloween también aparecen prejuicios e, incluso, expresiones de xenofobia.

El origen histórico de Halloween
“Los orígenes del Halloween son cristianos, con una visión muy norteamericana. Es cierto, que los celtas de Irlanda y Bretaña celebraban un festival el 31 de octubre, al igual que los hacían casi todos los últimos días de otros meses. Sin embargo, Halloween cae en el último día de octubre porque es la víspera de la católica Fiesta de todos los santos. Esta fiesta en honor de todos los santos del cielo se solía celebrar el 13 de mayo, pero el papa Gregorio III en el año 741, la cambió al primero de noviembre, día en que se dedicó la Capilla de todos los santos en San Pedro en Roma. El siguiente siglo, el papa Gregorio IV mandó que la Fiesta de todos los santos se celebrara en todo el mundo cristiano, llegando así a Irlanda.

La noche anterior a la fiesta de todos los santos se celebraba una vigilia llamada en inglés All Hallow’s Eve o Halloween. En esos días, Halloween no tenía un significado especial ni para los cristianos ni para los desaparecidos paganos celtas.
En el año 998, San Odilón, abad del poderoso monasterio de Cluny en el sur de Francia, agregó una celebración el día 2 de noviembre. Era un día de oración para las almas de los fieles difuntos. Esta festividad llamada día de todas las almas, se esparció de Francia al resto de Europa.

Así pues, la Iglesia tenía festividades para aquellos en el cielo y aquellos en el purgatorio. ¿Qué hay de aquellos en otro lugar? Al parecer los aldeanos católicos irlandeses se preocuparon por las desafortunadas almas en el infierno. Después de todo, si hacemos a un lado las almas del infierno cuando celebramos aquellas del cielo y del purgatorio, tal vez aquellas sean tan infelices que nos puedan causar problemas. Así se volvió costumbre golpear cazos y sartenes la víspera de Todos los santos para que los condenados supieran que no habían sido olvidados. Así, por lo menos en Irlanda, todos los muertos fueron recordados aunque a los clérigos no les simpatizaba mucho el Halloween y nunca instituyeron en el calendario eclesiástico un Día de todos los condenados.

Pero esa no es aún nuestra celebración de Halloween. Nuestras tradiciones para esta festividad se centran en vestirse con disfraces rebuscados, lo cual no es irlandés para nada. Esta costumbre más bien nació en Francia durante los siglos XIV y XV. El medioevo tardío sufrió ataques repetidos de la peste bubónica o peste negra, llamada la muerte negra y con ella perdió la mitad de su población. No es de sorprender que los católicos tuvieran más interés en la otra vida.

Se decían más misas en el Día de todas las almas, y se diseñaron representaciones artísticas para recordar a todos de su mortalidad. A estas representaciones las conocemos como la danse macabreo (la danza de la muerte), la cual era comúnmente pintada en las paredes de los cementerios y mostraban al diablo conduciendo una cadena de gentes: papas, reyes, damas caballeros, monjes, campesinos, leprosos, etc. a su tumba. A veces esta danza se presentaba el propio Día de todos las almas, como un retablo viviente con personas vestidas con las ropas de los diferentes estados de la vida.

Pero los franceses se disfrazaban el Día de todas las almas, no en Halloween; y los irlandeses que tenían Halloween, no se disfrazaban. El cómo es que ambas celebraciones se mezclaron, probablemente ocurrió en las colonias británicas de Norteamérica durante el siglo XVIII, cuando los irlandeses y los franceses se comenzaron a casar entre sí. El enfoque irlandés en el infierno le dio a las mascaradas francesas un giro más macabro.

Pero como todo niño y joven sabe, disfrazarse no es el punto, el punto es obtener el botín más grande posible. Entonces, ¿de dónde viene la frase trick or treat? (dulce o broma).

Trick or treat es tal vez, la adición más peculiar y americana al Halloween, y es una contribución inadvertida de los católicos ingleses.

Durante el periodo penal de 1500 a 1700 en Inglaterra, los católicos no tenían derechos legales. No podían tener puestos públicos, y eran sujetos de multas, cárcel y pesados impuestos. Decir misa era una ofensa capital y cientos de sacerdotes fueron martirizados.

Ocasionalmente, los católicos ingleses resistieron, a veces de formas insensatas. Uno de los actos más insensatos de resistencia fue el complot para hacer volar, usando pólvora, al rey protestante James I y a su parlamento. Se suponía que esto dispararía una insurgencia católica en contra de los opresores. El mal concebido complot de la pólvora fue sofocado el 5 de noviembre de 1605, cuando el hombre que cuidaba el polvorín, un descuidado converso llamado Guy Fawkes, fue capturado y arrestado. Fue colgado, y el complot se disolvió.

El 5 de noviembre, Día de Guy Fawkes, se convirtió en una gran celebración en Inglaterra, y así lo sigue siendo. Durante los periodos penales, bandas de celebrantes se ponían máscaras y visitaban católicos locales a la mitad de la noche, demandando cerveza y pasteles para su celebración: ¡trick or treat!

El día de Guy Fawkes llegó a las colonias americanas con los primeros colonizadores ingleses. Pero para cuando llegó la Revolución norteamericana, el viejo rey James y Guy Fawkes habían sido olvidados. Sin embargo el trick or treat era demasiada diversión como para olvidarlo, así es que eventualmente se cambió al 31 de octubre, el día de la mascarada franco irlandesa. Y en América trick or treat no se limitaba a los católicos.

La mezcla de varias tradiciones inmigrantes que conocemos como Halloween se había convertido en una tradición en los Estados Unidos para principios del siglo XIX. A la fecha, permanece desconocida en Europa, aún en los países en los que se originaron algunas de sus costumbres.

Y, ¿qué hay de las brujas? Pues, son una de las últimas adiciones. La industria de las tarjetas de felicitación las agregó a finales del siglo XIX. Halloween ya tenía ánimas, así que, ¿por qué no darles un lugar a las brujas en las tarjetas de felicitación? Las tarjetas de felicitación de Halloween no tuvieron éxito, (aunque ha habido un resurgimiento reciente de popularidad), pero las brujas se quedaron.

Igualmente en el siglo XIX, folkloristas mal informados agregaron el jack-o-lantern (la linterna hecha con una calabaza ahuecada y tallada). Pensaban que el Halloween era de origen pagano y druida. Las lámparas hechas con rábanos (no calabazas) habían sido parte de los antiguos festivales celtas de las cosechas, así que fueron trasladados a la celebración americana del Halloween.

La próxima vez que alguien clame que Halloween es un truco cruel para atraer a sus niños a la adoración satánica, sugiero le cuente el verdadero origen del All Hallows Eve y les invite a descubrir su verdadero significado cristiano, junto con las dos fiestas católicas mayores y más importantes que le siguen.”

Fuentes:
R.P. Augustine Thompson, OP, Revista Catholic Digest (Octubre 1996).