miércoles, 29 de mayo de 2013

Este domingo, adoración eucarística mundial simultánea con el Papa



Las catedrales y parroquias de todo el mundo se unen a la adoración del Santísimo que presidirá Francisco en San Pedro

El domingo 2 de junio, fiesta del Corpus Christi, las catedrales y parroquias de todo el mundo se unirán durante una hora a la adoración eucarística que presidirá el Papa en la Basílica de San Pedro del Vaticano. La celebración, que tendrá lugar a las cinco de la tarde hora de Roma, se enmarca en el Año de la Fe y tiene como lema “Un solo Señor, una sola fe”.

En esa adoración, el Papa, y con él católicos de todos los países, rezarán por la Iglesia difundida en todo el mundo y pedirán en concreto que el Señor la haga cada vez más obediente a la escucha de su Palabra y que esta Palabra que salva pueda resonar brindando misericordia, consuelo, alegría y serenidad.

También se orará por cuantos en diversas partes del mundo sufren las nuevas esclavitudes y son víctimas de las guerras, trata de personas, narcotráfico y del trabajo esclavo, por los niños y mujeres que padecen todo tipo de violencia, así como por los que viven en la precariedad económica, sin empleo, ancianos, inmigrantes, sin techo, encarcelados y marginados.

Antes de ello, este jueves, el Papa Francisco preside, por primera vez como Obispo de Roma, la tradicional celebración de la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. Después de la Misa, que tiene lugar en el atrio de la basílica de San Juan de Letrán, la procesión Eucarística recorre la antigua vía Merulana hasta llegar a la Basílica de Santa María la Mayor. 

Corpus Christi: una fiesta muy especial



Al igual que hicimos el día de Jueves Santo, nuestra mirada se centra hoy de modo muy especial en el sacrosanto misterio de la Eucaristía, que es la causa del ser de la Iglesia, la sustancia personal de ésta. La Eucaristía engendra la Iglesia, hace pasar a ésta de la potencia al acto, de ser una mera comunidad humana a ser la comunidad salvífica universal. Y esto es así porque la Eucaristía contiene la presencia total de Cristo, la presencia de su humanidad y de su divinidad, de su muerte y resurrección. Pero, además, la Eucaristía contiene la presencia real y sustancial del propio Cristo, lo que no ocurre en los demás sacramentos. Tal es lo que quiere significar de forma singular la solemnidad de Corpus Christi, la cual se instituyó precisamente por esta razón, para afirmar la presencia real y sustancial de Cristo en la Eucaristía.

En efecto, como bien sabemos, la reivindicación a fondo de la presencia real y sustancial de Cristo en la Eucaristía, negada por un grupo de teólogos en la Edad Media, suscitó en los siglos XII y XIII un gran movimiento espiritual de devoción a este Sacramento, lo que fue, sin duda, un verdadero don del Espíritu a la Iglesia.

Porque, para ser hechos participes del ser de Cristo y para vivir así según la vida nueva cobrada en Él, ¿dónde sino en la Eucaristía encontramos a Cristo real y sustancialmente presente, participamos de su misterio pascual y obtenemos la posibilidad real de vivir como hombres nuevos?

Ello explica que, con la reivindicación paulatina de la presencia real y sustancial de Cristo en la Eucaristía obrada a lo largo de los siglos XII y XIII, los fieles fueran cambiando de mentalidad y, buscando a Cristo en este sacramento, comenzaran a confesarse más, a comulgar más, a adorar con mayor frecuencia a Jesús en el sagrario y a pedir a la Iglesia se instituyese una nueva fiesta eucarística, además de la ya existente del Jueves Santo, dedicada muy en especial a contemplar, meditar y vivir el misterio de la presencia real y sustancial de Jesucristo en la Eucaristía. Todo este movimiento conduciría a la institución de la solemnidad de Corpus Christi en 1264 por el Papa Urbano IV en la conocida bula Transiturus de hoc mundo (cf DH 846-847).

Ahora bien, en concomitancia con el referido movimiento espiritual, tres milagros eucarísticos de gran calado contribuyeron poderosamente a la consolidación de la conciencia cristiana y católica de la presencia real y sustancial de Cristo en la Eucaristía, y a la  institución por Urbano IV del Día de “Corpus”. Por orden cronológico son los siguientes: la visión eucarística de Santa Juliana de Lieja en 1208, repetida durante más de veinte años; el milagro obrado por Dios sobre las formas consagradas en el pueblo de Luchente (Valencia), el año 1239, cuya preciosa reliquia, los “Sagrados Corporales” ensangrentados, guarda y conserva celosamente nuestra ciudad zaragozana de Daroca; y el milagro eucarístico de las sagradas formas, de idénticas características formales al nuestro, sucedido en Bolsena en 1263, un año antes de la institución por Urbano IV de la solemnidad de “Corpus”.

En este día de la Solemnidad de Corpus Christi, la Iglesia nos urge a convertirnos al Señor, a confesar nuestros pecados, a practicar la oración de adoración ante Él, presente bajo las especies del pan y del vino consagrados, a comulgar su cuerpo y su sangre, si estamos espiritualmente preparados para ello, y a amar de corazón a nuestros hermanos, los hombres. Dicho más explícitamente, la solemnidad de “Corpus Christi” nos impele, nos apremia, nos urge a salir al encuentro de los hermanos.

Pero ¿por qué razón es esto así? ¿Cuál es la relación entre la Eucaristía y la práctica del amor a los hermanos, particularmente a los más pobres y necesitados? Dicho sencillamente, porque la Eucaristía es la expresión del gran amor que Dios nos tiene. Ella contiene a Cristo muerto y resucitado por nosotros. Por tanto, la Eucaristía nos ofrece el icono mismo del amor de Dios. Dios es amor. Y Él nos ha amado tanto, que nos ha entregado a su Hijo y lo ha enviado a la muerte por nosotros y por nuestra salvación.

Pero esto implica que, si nosotros nos acercamos a la Eucaristía y comulgamos el cuerpo y la sangre del Señor, entonces somos hechos partícipes del mismo amor con que Dios ama y quedamos obligados espiritualmente a vivir para los demás. De ahí que la participación en la Eucaristía nos urja al amor de Dios y al amor de los demás.

Ambas cosas nos recuerda en este día el Santo Padre el Papa Francisco. Por una parte, el Papa nos impulsa a la práctica de la adoración del Señor, exhortándonos a que en todas las iglesias catedrales “in Urbe et in Orbe” se dé el día de Corpus una hora de adoración del Santísimo, la cual deberá celebrarse entre las 17 y las 18 horas. Y, por la otra, el Papa seguido por todo el episcopado mundial, nos urge a salir al encuentro de los hombres para anunciarles el Evangelio y para subvenir a todas sus necesidades, también a las necesidades del pan y de la casa de cada día.



Papa Francisco: seguir a Jesús de verdad comporta persecución, no éxito

Homilía del Papa Francisco hoy en la Domus Santa Marta


El anuncio de Jesús no es un revestimiento, una capa de pintura, sino que va hacia el corazón y nos cambia. Es lo que ha afirmado el Papa Francisco en Misa de esta mañana 29 de mayo de 2013, en la Casa Santa Marta. El Papa ha afirmado que seguir a Jesús no significa tener más poder, porque su camino es el de la Cruz

¿Cuál será el premio que recibiremos al seguirlo? El Papa Francisco ha comenzado su homilía partiendo de la pregunta que Pedro le hace a Jesús y que, en el fondo, afecta a la vida de todo cristiano. Jesús, observó el Papa, responde que todos los que les sigan tendrán “muchas cosas bellas” pero “con persecución”. El camino del Señor, prosiguió, “es un camino de ‘abajamiento’, un camino que termina en la Cruz”. He aquí la razón por la cual, añadió, “siempre habrá dificultades”. Existirán siempre, “porque Él ha hecho este camino antes” que nosotros. Y advirtió que “cuando un cristiano no tiene dificultades en la vida –todo va bien, todo es bello- algo no va bien”. Se puede pensar que es “muy amigo del espíritu del mundo, de la mundanidad”. Y esto, constató, “es la tentación propia de un cristiano”:

“Seguir a Jesús sí, pero hasta un punto; seguir a Jesús como una forma cultural: soy cristiano, es mi cultura… Pero sin la exigencia del verdadero seguimiento de Jesús, la exigencia de ir por su camino. Si se sigue Jesús como una propuesta cultural, se usa este camino para ir hacia arriba, para tener más poder. Y la historia de la Iglesia está llena de estas cosas, comenzando por algunos emperadores y tantos gobernantes y muchas personas, ¿no? Y también algunos –no quiero decir muchos pero sí algunos- sacerdotes, algunos obispos ¿no? Algunos dicen que son muchos… pero son unos pocos que piensan que seguir a Jesús es hacer carrera”.

El Papa recordó que en una época, “en la literatura de hace dos siglos”, a veces se acostumbraba a decir “desde niño quería hacer la carrera eclesiástica”. Y afirmó que “muchos cristianos, tentados por el espíritu del mundo, piensan que seguir a Jesús es bueno porque se puede hacer carrera, se puede subir”. Pero este “no es el espíritu”, es, sin embargo, la actitud de Pedro que habla de carrera y Jesús le responde: “Sí te daré todo con persecución”. “No se puede quitar la Cruz del camino de Jesús: siempre estará”. Y sin embargo, advirtió, esto no quiere decir que el cristiano debe hacerse el mal. El cristiano “sigue Jesús por amor, y cuando se sigue a Jesús por amor, la envidia del diablo hace muchas cosas”. El “espíritu del mundo –observó- no tolera esto, no tolera este testimonio”.

“Pensado en la Madre Teresa: ¿qué dice el espíritu del mundo de Madre Teresa? ‘Ah, la Beata Teresa es una mujer estupenda, hizo tantas cosas buenas por los demás…’ El espíritu del mundo nunca dice que la Beata Teresa, todos los días, tantas horas, estaba en adoración… ¡Nunca! Reduce la actividad cristiana al bien social. Como si la existencia cristiana fuese un barniz, una capa de cristianismo. El anuncio de Jesucristo no es un revestimiento: el anuncio de Jesús va a los huesos, al corazón, va hacia dentro y nos cambia. Y esto no lo tolera el espíritu del mundo, no lo tolera y por esto vienen las persecuciones”.

Quien deja su propia casa, su propia familia para seguir Jesús, dijo de nuevo el Papa Francisco, recibe cien veces más “ya en este tiempo”. Ciento veces más pero con persecución. Y esto no hay que olvidarlo.

“Seguir a Jesús es exactamente esto: por amor, ir con él, detrás de Él: el mismo camino, la misma vía. Y el Espíritu del mundo será el que no tolerará y nos hará sufrir, pero un sufrimiento como el que pasó Jesús. Pidamos esta gracia: seguir a Jesús por el camino que Él nos enseñó. Esto es bello, porque nunca nos deja solos. ¡Nunca! Siempre está con nosotros. Así sea”.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Niños y Facebook: se viola la edad legal


Los riesgos de un uso prematuro de las redes sociales



El 90% de los niños entre 9 y 10 años ya tiene un perfil en Facebook y una amplia red de contactos online, aunque la edad mínima legal de acceso a Facebook es de 13 años.
Esta es la denuncia que surge de un reciente estudio realizado por la Associazione Meter onlus, fundada por Fortunato Di Noto, en algunas escuelas elementarias de Avola sobre unos 770 alumnos.

Un dato sobre el que reflexiona el prof. Ezio Aceti, psicólogo infantil y formador, en el contexto de la 47º jornada mundial de las Comunicaciones Sociales, con el título: “Redes Sociales: puertas de verdad y de fe; nuevos espacios de evangelización”, celebrada el pasado domingo 12 de mayo.

¿Cuáles son los peligros para un niño de esta edad que es activo en Facebook?

Ezio Aceti: Antes que nada debemos preguntarnos por qué el niño de nueve a diez años entra tan fácilmente en Facebook. Hemos hecho un experimento fotografiando miles de habitaciones de los niños de hoy, comparándolas con las de los niños de hace cuarenta años. Las habitaciones de los niños de hoy están llenas de cosas, esto significa que un niño de entre cero y diez años es bombardeado desde pequeño con estímulos.

Por tanto el niño aprende muy pronto a vincular estos estímulos, es hábil, rápido y veloz. Por eso es capaz de entrar en Facebook. Pero le falta la profundidad de entender las cosas, los estímulos. Los riesgos son exactamente estos, ligados al hecho de que el niño no es capaz de discernir el bien del mal, la superficialidad de la profundidad, el riesgo se llama “adultización infantil”. Es decir, el niño en la red realiza cosas que son más grandes que él. También es capaz de organizarla, las junta con sus capacidades lábiles.
El comportamiento de los padres frente a la exigencia de vivir “social”, puede ser triple: de rechazo, de acompañamiento o de indiferencia. ¿Cuál es su consejo?

Ezio Aceti: Mis consejos son tres. El primero que todos los padres pongan controles parentales en sus ordenadores, de modo que la publicidad pornográfica no pueda aparecer. Esto no significa privar al niño de libertad, sino que es algo preventivo. El segundo es que el ordenador se ponga en el centro de la casa,  de modo que no haya nada privado, nada secreto, al menos hasta los catorce o quince años. Esto no es falta de confianza sino que es otra forma de prevención. Confiar no significa dejar a los menores a expensas de las manipulaciones externas. El tercer punto es que se “contrate” con los hijos el tiempo en el pueden permanecer conectados. Esto significa tratarlo como adultos. No deben ser los padres los que deciden cuanto tiempo pueden estar los hijos en Facebook sino que deben establecerlo juntos.

El problema es más profundo: es necesaria una educación a la paternalidad. Es necesario hacerlo de modo que la educación a la paternalidad se convierta en algo cotidiano, obligatoria para todos los que tienen niños pequeños.

¿Qué tipo de problemas puede generar en el niño el uso de las redes sociales, a nivel relacional y de crecimiento personal?

Ezio Aceti: Hay diferentes problemas, los vinculados a tiempos de exposición, como tics, manías y dependencias. Hay también disturbios ligados a la adultización infantil, haciendo vivir a los niños emociones que son demasiado grandes para ellos, y los niños no son capaces de gestionar las emociones que sienten.

¿Cuáles son los aspectos positivos de la red por parte de los menores?

Ezio Aceti: El hecho es que, bien dosificadas y vigiladas por los padres son un modo de conocer mundo. El mundo del mañana será un mundo global, en el que deberán gestionar muchas redes. Con estas los niños se acostumbran a tener muchas relaciones, aunque sean estructuradas, protegidas y poco expuestas. Concluiría invitando a los padres a ser prudentes y precavidos, aprendiendo recíprocamente (padres-hijos) a utilizar estos instrumentos “social” encontrando espacios de acuerdo y de diálogo.

Santa Rita de Casia, Patrona de los Imposibles





Santa Rita de Casia nació en Casia, Italia un 22 de mayo. Su verdadero nombre era Margarita, pero desde muy pequeña la llamaron Rita. Desde su nacimiento, la santa empezó a demostrar porque iba ser llamada la "abogada de los imposibles", pues su madre era estéril y no podía concebir hijo alguno. Sin embargo, sus continuas oraciones y penitencias le permitieron obtener la gracia de Dios de dar a luz a una maravillosa y piadosa hija.

Desde sus primeros años, la santa demostraba constantemente su piedad y su deseo de consagrarse a la vida religiosa; su mayor gusto era dedicarse a la oración y a la caridad fraterna con el prójimo. Sin embargo, por decisión y obediencia a sus padres, Santa Rita contrajo matrimonio. El esposo de la santa resultó ser una persona de carácter difícil y sumamente violento que constantemente agredía y humillaba a Santa Rita; sin embargo, ella soportó el genio feroz de este hombre por 18 años, con la más exquisita paciencia, sin quejarse, sin recurrir a autoridades civiles para pedir sanciones y ofreciendo todo este lento martirio por la conversión de los pecadores y entre ellos, el primero, su malgeniudo esposo, y luego sus dos hijos, que también habían heredado el malgenio de su padre.

La paciencia y oración de Santa Rita dieron sus frutos, y poco antes de la muerte de su esposo, y luego de sus dos hijos, se convirtieron de corazón. Ahora ya sin esposo y sin hijos, Rita se dedicó a obras de caridad y a pasar largos ratos dedicada a la oración y a la meditación. Deseaba ser religiosa pero las comunidades de monjas le respondían que ellas solamente recibían a muchachas solteras. Ella aprovechó este intervalo de tiempo para espiritualizarse más y dedicarse con mayor esmero a socorrer a los necesitados.

Al fin las hermanas Agustinas hicieron una excepción y la aceptaron en la comunidad. Una vez admitida como religiosa se dedicó con la más estricta exactitud a cumplir todo lo que mandaban los reglamentos de la Congregación y a obedecer a sus superioras con alegría y prontitud en todo. Además, se dedicó a tender a las hermanas enfermas y a rezar por la conversión de los pecadores y obtuvo prodigios a larga distancia.

Santa Rita cayó muy enferma, falleciendo el 22 de mayo de 1457. Su cuerpo se conserva incorrupto.

En la Santa Misa todos con la Biblia en la mano

Una revolución: lograr que la Biblia pueda ser un libro familiar para cada católico


La Constitución dogmática sobre la divina revelación, popularmente conocida como Dei Verbum, señala que los fieles católicos “han de tener fácil acceso a la Sagrada Escritura” (DV 22). Sin embargo este ideal, propuesto por los Padres conciliares, está lejos de hacerse realidad. En efecto, se ha hecho poco para que la Sagrada Escritura esté al alcance de todos los católicos.

¿Cómo lograr que la Biblia pueda ser un libro familiar para cada católico? De una manera muy sencilla. Primero hay que favorecer que cada católico tenga su propia Biblia y que su lectura se haga imprescindible. No se trata nada más que el católico la compre para guardarla en algún rincón de su casa. Se trata de lograr que la Biblia sea el libro de cabecera de todo católico, que nutrirá de savia evangélica su espiritualidad y, por tanto, todos los aspectos de su vida.

Por eso es importante empezar a darle a la Biblia, de una vez por todas, el lugar que le corresponde en la vida de la Iglesia y de cada católico.

He aquí algunas iniciativas prácticas.

Promover que los fieles católicos vayan a Misa con la Biblia en la mano. Los Apóstoles de la Palabra proponemos que las lecturas de la Santa Misa, especialmente de la Misa Dominical, se hagan desde la Biblia, no desde el leccionario o el misal anual o mensual.

O, por lo menos, que la homilía esté centrada completamente en la Biblia. Así, el sacerdote indicará qué versículo está comentando, para que todos puedan ir siguiendo la reflexión y las aplicaciones a las situaciones actuales, puesto que se promoverá que todos los católicos acudan a Misa con su Biblia en la mano.

Para que los católicos sepan de antemano qué lecturas corresponden, sería conveniente colocar alguna pizarra para anotar las citas bíblicas de cada lectura y del salmo responsorial.

La Biblia en la procesión de entrada. Para que el católico note de una manera visual e impactante que la Biblia es el libro fundamental de la Iglesia, es recomendable que, en la procesión de entrada que se hace al inicio de la Misa, se lleve en alto el libro de la Biblia. Que no se lleve el Evangeliario, ni el Leccionario, ni ningún otro subsidio. De preferencia debe llevarse la Biblia más común en la parroquia, la que lleve la mayoría de los asistentes.

Lo importante es que el católico vea con sus propios ojos que la Biblia que se lleva en procesión es la misma, o muy parecida, a la que él lleva en sus manos. De esta misma Biblia puede hacerse la proclamación de cada una de las lecturas. Esto servirá para que el católico asimile visualmente la importancia de la Sagrada Escritura. En realidad el católico generalmente no tiene una conciencia clara de que en la Iglesia se lea la Biblia.

En efecto, muchos hermanos que anteriormente eran católicos y que ahora forman parte de algún grupo proselitista, dicen que en la Iglesia católica nunca se utiliza la Biblia, porque nunca lo percibieron visualmente.

Para que esto sea aún más visible, el sacerdote y quienes le ayudan en el altar, también deben llevar su propia Biblia. Cuando el sacerdote predique la homilía, debe tenerla en sus manos, indicando el versículo que comenta, leyendo algunos versículos en voz alta, explicándolos… es decir, utilizando ampliamente la Biblia.

Los Apóstoles de la Palabra estamos convencidos que este pequeño, pero significativo cambio, puede revolucionar la vida de la Iglesia. En realidad, en las comunidades donde los Apóstoles de la Palabra estamos trabajando, lo estamos implementando con bastante éxito.

Los fieles católicos acuden a la Santa Misa, no sólo con la Biblia en la mano. Acuden también con alguna pequeña libreta y un lapicero para tomar apuntes, que seguramente le ayudarán a asimilar mejor el mensaje de la Escritura.

Hemos notado también que la aplicación de esta iniciativa mejora la predicación del sacerdote y potencia la comprensión del mensaje por parte de los fieles. Se logra también que la predicación sea más dinámica y eficaz, puesto que cada fiel católico va siguiendo atentamente la homilía, puesto que se hace un uso abundante de la Biblia.

Así, sin necesidad de implementar campañas muy costosas para la difusión de la Biblia, podremos hacer posible que la Sagrada Escritura esté al alcance de todos. Como pueden notar, no se necesitan grandes gastos para hacer realidad el sueño de los Padres conciliares. Sólo se requiere que cada sacerdote y cada obispo tengan en cuenta la importancia de esta iniciativa y la promueva en la parroquia o la diócesis a su cargo.

Apóstoles de la Palabra (para lectores mexicanos)

Si queremos ir más lejos en esta iniciativa, podría impartirse un breve curso bíblico unos 10 o 15 minutos antes o después de la Santa Misa. Puede utilizarse nuestro folleto “Curso Bíblico para Niños”, un práctico folleto que consta de catorce lecciones y sumamente accesible por el estilo y el precio (cuesta apenas unos $7.00 [pesos mexicanos]).

Algo que se debe tener en cuenta es que aún no es el momento de hablar a la gente de inerrancia, canonicidad y tantos otros temas que es conveniente tratar después para los que se interesen en profundizar más el dato bíblico. Se trata, más bien, de que el católico se aproxime a la Biblia para tener una idea general de la Historia de la Salvación. Después, hay que aplicar este principio: “el que tenga más saliva, que coma más pinole”.

Para los que deseen profundizar más otros aspectos relacionados con la Biblia, se pueden organizar cursos en el horario y los días más convenientes. En este sentido, los Apóstoles de la Palabra tenemos material didáctico apropiado.

Amigo sacerdote: ¿te gustaría empezar esta iniciativa en tu parroquia? Los Apóstoles de la Palabra podemos asesorarte en esta noble tarea. Comunícate con nosotros. Estamos a tu disposición.

Amigos celebradores de la Palabra y agentes de pastoral, ¿te gustaría que esta idea se implementara en tu parroquia o diócesis? Anímate a hablar con las personas indicadas.

Acuérdate: tú puedes contribuir a que todo católico tenga “fácil acceso a la Sagrada Escritura” (DV 22). Ayúdanos a hacer realidad este sueño. Únete a nuestra revolución.

Más información: http://www.apostolesdelapalabra.org/

martes, 21 de mayo de 2013

¿Por qué representamos al Espíritu Santo en forma de paloma?




La respuesta está en el Evangelio. En el de San Mateo, dentro de la narración del bautismo de Jesús, se lee la siguiente frase: Jesús salió del agua; y entonces se le abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios que descendía en forma de paloma y venía sobre Él (3, 16). Con muy parecidas palabras se narra lo mismo en los evangelios de San Marcos (1, 10) y San Lucas (3, 21-22). El de San Juan lo pone en boca de Juan Bautista, como signo de reconocimiento de quién era Jesús: He visto al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y permanecía sobre Él (1. 32).

Cuando se quiere representar en imágenes a la Ssma. Trinidad, no es igual de fácil la representación de cada una. Lo más sencillo, evidentemente, es representar al Hijo, la segunda persona, puesto que se encarnó. Y le corresponde propiamente la forma humana, pues además de ser Dios es verdadero hombre. En segundo lugar figura la persona del Padre. No se ha encarnado, pero se recure a la figura de un padre humano de Jesús, con bastante lógica. Pero ¿y el Espíritu Santo? Un espíritu es irrepresentable como tal por definición. Quedaba como única solución razonable rastrear las Escrituras, sobre todo el Nuevo Testamento, en busca de figuras con las cuales se ha hecho presente visiblemente su persona o su acción.

De este rastreo salen dos figuras: la paloma, que aparece en el bautismo del Señor en el Jordán; y las lenguas de fuego, que se posan sobre los apóstoles en Pentecostés. La imaginería cristiana ha utilizado las dos. Si ha utilizado con más frecuencia la paloma probablemente se debe a que es una imagen más cercana a lo personal que una lengua de fuego.

¿Y por qué quiso adoptar la forma de paloma? No se puede contestar a ciencia cierta, pero se puede especular un poco al respecto. Hoy día simboliza sobre todo la paz, y eso tiene también un origen bíblico, pues hace referencia a la paloma que soltó por tres veces Noé del arca, volviendo la segunda vez con una rama de olivo en el pico (la tercera ya no volvió; cfr Gen 8, 8-12), lo cual quería decir que había vuelto la paz y la normalidad al mundo. De todas formas, no parece que haya aquí una relación directa entre los dos símbolos.

Es más probable que acertemos si la pregunta no es qué simboliza ahora, sino qué simbolizaba entonces. En el Cantar de los cantares se lee lo siguiente, como parte de un poema en boca del amado: ¡Ábreme, hermana mía, amada mía, mi paloma, mi preciosa! (5, 2). En el Talmud judío hay alguna referencia a que la paloma era un signo de castidad (cfr. Eruvim, 100b). En el evangelio figura la recomendación de que sus discípulos sean sagaces como las serpientes y sencillos como las palomas (Mt 10, 16). Todo esto apunta a que en la simbología de Israel en tiempos de Jesucristo la paloma era figura de un amor sencillo y limpio. Y esto encaja bastante bien con la persona del Espíritu Santo, procedente del amor mutuo del Padre y del Hijo, y enviado a los hombres como Don que les conduce hacia la plenitud del amor de Dios.

sábado, 18 de mayo de 2013

¿Cómo explicar el Espíritu Santo a un niño?


Es fundamental decir que el Espíritu Santo es Dios, pero con una personalidad distinta del Padre y del Hijo



1. Creemos en un único Dios, constituido por tres Personas Divinas

No es fácil entender que un único Dios pueda ser tres Personas divinas. Obviamente Dios no es una criatura como nosotros, y por esto nunca podremos comprender la plenitud de su ser. Él, de todas maneras, nos ha revelado que siendo un único Dios, también es Dios Padre, Dios Hijo (Jesucristo) y Dios Espíritu Santo.

¿Habéis visto un trébol alguna vez? San Patricio usaba el ejemplo del trébol para hablar de la Trinidad: como este que en una sola planta tiene tres hojas, así hay un único Dios, pero con tres Personas.

Esta imagen es útil también para aprender más sobre la Trinidad. Se verá que el Padre, Hijo y Espíritu Santo son todos Dios, pero que el Padre es distinto del Hijo, que a su vez es distinto del Espíritu Santo.

2. El Espíritu Santo deriva del amor del Padre y del Hijo.

El Espíritu Santo es una Persona de gran importancia en la Trinidad. Cada domingo, en Misa, recitamos las palabras del Credo: “Creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo”.

¿Qué significa “procede? En el Credo quiere decir que el Espíritu Santo deriva del amor del Padre y del Hijo. Él es el amor que existe entre el Padre y el Hijo.

Pensad en vuestros padres. Vuestra madre ama a vuestro padre, y vuestro padre ama a vuestra madre. Podréis decir que están “enamorados”. Hay amor entre ellos, y de este amor derivan muchas cosas grandes ¡Incluyéndoos a vosotros!

Del mismo modo, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, y como todo amor que existe entre dos personas el Espíritu Santo ha sido enviado para ayudarnos a nosotros en la Tierra.

3. El Espíritu Santo tiene un papel especial en la historia porque ha sido enviado para ser nuestra guía.

¿Recordáis cualquier ejemplo en la Biblia que muestra el modo en el que el Espíritu Santo realiza su misión como Persona de la Trinidad enviada para ayudarnos?

En el Antiguo Testamento;

El Espíritu Santo ha inspirado a los escritores humanos del Antiguo Testamento para que este fuese verdaderamente Palabra de Dios.

Ha dado a los profetas las palabras con las que predicar al Pueblo de Israel. Como afirma San Pedro, “Porque ninguna profecía ha sido anunciada por voluntad humana, sino que los hombres han hablado de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (2Pe 1, 21).

Cuando Moisés hizo salir a los israelitas de la esclavitud de Egipto, estaban guiados por el Espíritu Santo. En el Éxodo se lee: “El Señor iba al frente de ellos, de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino; y de noche en una columna de fuego, para iluminarlos, de manera que pudieran avanzar de día y de noche. La columna de nube no se apartaba del pueblo durante el día, ni la columna de fuego durante la noche” (Ex 13, 21-22).

En el Nuevo Testamento:

Antes de que Jesús volviese al Cielo en su Ascensión, dijo a los discípulos que el Espíritu Santo se quedaría con ellos (¡y con nosotros!): “Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con vosotros: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Vosotros, en cambio, lo conocen, porque él permanece con vosotros y estará en vosotros” (Jn 14, 16-17).

En Pentescostés, que es el cumpleaños de la Iglesia, el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles en la forma de lenguas de fuego, y ellos, de repente, fueron capaces de hablar en lenguas que antes no conocían.

San Pedro dijo a todos los reunidos el día de Pentecostés que el Espíritu Santo había llegado a la Iglesia: “En los últimos días, dice el Señor, derramaré mi Espíritu sobre todos los hombres y profetizarán sus hijos y sus hijas; los jóvenes verán visiones y los ancianos tendrán sueños proféticos. Más aún, derramaré mi Espíritu sobre mis servidores y servidoras, y ellos profetizarán” (Hch 2, 17-18).

4. En la Confirmación se reciben los dones del Espíritu Santo; ¡él estará con nosotros para ayudarnos durante toda nuestra vida!

Como hizo con la Iglesia en la Biblia, el Espíritu Santo está con la Iglesia también hoy para guiarnos y confortarnos a través de muchos dones. Los siete dones principales que nos ofrece el Espíritu Santo son la ciencia, la sabiduría, la inteligencia, el consejo, la fortaleza, la piedad y el temor de Dios. Tenemos la bendición de poder rezar al Espíritu Santo para pedirle estos dones mientras intentamos llevar una vida santa.

Cuando recibimos es sacramento de la Confirmación, estamos bendecidos por el Espíritu Santo de forma especial. El Catecismo de Baltimore enseña que la Confirmación “es un sacramento a través el cual recibimos el Espíritu Santo para convertirnos en cristianos fuertes y perfectos y soldados de Jesús (nº 678).

5. El Espíritu Santo, por tanto, nos ha sido enviado del Dios Padre y de Dios Hijo para que esté con nosotros mientras tratamos de resistir las tentaciones y practicamos las virtudes. Podamos contar con él para recibir los dones espirituales que necesitamos para perseverar, y podemos rezarle muchas veces al día, diciendo simplemente: “¡Ven, Espíritu Santo!”.

En el aburrimiento no está el Espíritu Santo: clave para tender puentes


Una reflexión sobre el Atrio de los Gentiles de México



En días pasados se llevó a cabo el segundo encuentro fe y cultura organizado por la Conferencia del Episcopado Mexicano. En esta ocasión contó con la participación del Cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontifico Consejo para la Cultura. Un hombre sabio y sencillo.

El Atrio de los Gentiles fue creado por iniciativa de Benedicto XVI, con el fin de motivar el diálogo entre creyentes y no creyentes, para buscar honestamente la verdad. La estética de la iniciativa me fascina. En el antiguo templo de Jerusalén existía un patio especial para quienes, no siendo judíos, quisieran acercarse a Dios; pero en su extremo existía una piedra que marcaba el límite más allá del cual se perdería la vida. Cristo, explica san Pablo, al resucitar rompió esta piedra uniendo a la humanidad en un solo pueblo. Sin embargo, nos dice la historia, nuestra necia condición humana con frecuencia, en lugar de tender puentes construye muros. 

El mismo día del encuentro en México, el Papa Francisco señalaba en su homilía mañanera que “el cristiano que quiera celebrar el Evangelio debe dialogar con todos”, porque la verdad no es una posesión, sino un encuentro. Y agregó, “los cristianos que tienen miedo de hacer puentes y prefieren construir muros…no están seguros de su fe, no están seguros de Jesucristo”. Es decir, el Atrio de los Gentiles es iniciativa de la Iglesia porque de otra manera no podría llamarse Católica.

El tema propuesto en esta ocasión fue “laicidad y trascendencia en México”. Mejor imposible pues indica uno de nuestros graves atascos culturales. Reconozcamos que, en la materia, nos hemos movido entre la intolerancia, la exclusión y la indiferencia. Participaron el Cardenal Ravasi, Mario Ángel Flores (rector UPM), Carlos Ornelas (UAM), Guillermo Hurtado (UNAM), Eduardo González di Piero (UMSNH), Virginia Aspe (UP), Julio Hubard (poeta), Rodrigo Guerra (CISAV) y un servidor.
           
El encuentro, por demás interesante y franco, se centró en las condiciones necesarias para emprender el diálogo y solucionar este gran pendiente que lastra nuestra convivencia. En otras palabras, en identificar los materiales necesarios para construir los puentes. Cinco ideas, entre muchas, llamaron mi atención.

1.- El punto de partida debe ser el respeto a la identidad del otro pues sólo así se puede encontrar lo común dentro de la diferencia, sin exigir a nadie claudicar de aquello que le constituye como persona.

2.- La necesidad de abrirnos al pensamiento analógico como vehículo de comunicación para que, por ejemplo, cuando hablemos de libertad, justicia o caridad podamos identificar el sustrato común de lo que pretendemos, sin negar las diferencias en lo expresado, para avanzar al encuentro y la colaboración.

3.- Es necesario renunciar al discurso maximalista que no sólo reivindica la propia posición como la única cierta, sino que exige el aniquilamiento del otro.

4.- Todos somos capaces de la verdad y ésta existe con independencia de quién la pronuncie. Así, el encuentro entre religión y cultura, entre fe y razón, no sólo es deseable, es necesario.

5.- La belleza, por manifestar la verdad de nuestra humanidad, deja espacio a la expresión de la razón y del Espíritu Santo, por lo que es condición necesaria para el encuentro.  

Por mi parte, quiero proponer como infaltable en la construcción de estos puentes el buen humor. En el aburrimiento no sobrevive la razón, ni habita el Espíritu Santo.




Papa Francisco: Muchos cristianos no saben quién es el Espíritu Santo


Un cristiano sin memoria no es un verdadero cristiano: es prisionero de la coyuntura del momento



Es el Espíritu Santo el que permite al cristiano el tener la “memoria” de la historia y de los dones recibidos por Dios. Sin esta gracia, nos arriesgamos a caer en la idolatría. El Papa Francisco ha afirmado.

La respuesta que San Pablo recibe de un grupo de discípulos de Éfeso, relatada en los Hechos de los Apóstoles, es sorprendente; “Ni siquiera hemos oído que exista un Espíritu Santo” El Papa Francisco ha iniciado la homilía de estas palabras, del estupor suscitado en San Pablo, observando con realismo que la inconsciencia manifestada por los cristianos de hace dos mil años no es solo “una cosa de los primeros tiempos”, “el Espíritu Santo –dice- es siempre un poco el desconocido de nuestra fe”:

“Hoy hay muchos cristianos que no saben lo que es el Espíritu Santo, como es el Espíritu Santo. Y algunas veces se escucha: ‘Si yo me apaño bien con el Padre y con el Hijo, porque rezo el Padrenuestro al Padre, hago la comunión con el Hijo, pero con el Espíritu Santo no sé qué hacer…’ O te dicen: ‘El Espíritu Santo es la paloma, el que nos da siete regalos’. Pero así el pobre Espíritu Santo está siempre al final y no encuentra un buen lugar en nuestra vida”.

Sin embargo, prosigue el Papa Francisco, el Espíritu Santo es un “Dios activo en nosotros”, un “Dios que nos hace recordar”, que “despierta la memoria”. Jesús mismo lo explica a los Apóstoles antes de Pentecostés: el Espíritu que Dios os enviará en mi nombre, asegura, “os recordará todo lo que os he dicho”. De otra forma un cristiano entraría en una senda peligrosa.

“Un cristiano sin memoria no es un verdadero cristiano: es un hombre o una mujer que prisionero de la coyuntura del momento; no tiene historia. Es el Espíritu el que le enseña como tomar la historia. La memoria de la historia… cuando en la Carta a los Hebreos, el autor dice: ‘Recordad a vuestros padres en la fe’ –memoria; ‘recordad los primeros días de vuestra fe, lo valientes que fuisteis’- memoria. Memoria de nuestra vida, de nuestra historia, de los momentos en los que tuvimos la gracia de encontrarnos con Jesús; memoria de lo que Jesús nos ha dicho”.

“Esta memoria que viene del corazón, esta es una gracia del Espíritu Santo”, repite con fuerza el Papa Francisco. Y tener memoria –precisa- significa también recordar las propias miserias, que nos hacen esclavos, y también la gracia de Dios que nos redime de estas miserias:

“Y cuando viene la vanidad y uno cree ser el Premio Nobel de la Santidad, también la memoria nos hace bien: ‘Pero… recuerda de donde te tomé: del final del rebaño. Estabas detrás, en el rebaño’- La memoria es una gracia grande y cuando un cristiano no tiene memoria –es duro, pero es la verdad- no es cristiano: es un idólatra. Porque está ante un Dios que no tiene un camino, no sabe hacer camino, y nuestro Dios camina con nosotros, se mezcla con nosotros, camina con nosotros. Nos salva. Hace una historia con nosotros. El recuerdo de todo ello, y la vida se hace más fructífera, con esta gracia de la memoria”.

El Papa Francisco ha concluido con una invitación a los cristianos a pedir la gracia de la memoria para ser, afirma, personas que no olvidan el camino realizado “no olvidan las gracias de su vida, no olvidan el perdón de los pecados, no olvidan que han sido esclavos y que el Señor los ha salvado”. Después de la Misa, el Papa Francisco felicitó a mons. Peter Brian Wells, asesor de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, por su cumpleaños, agradeciéndole el “bien” realizado al servicio de la Iglesia.

jueves, 16 de mayo de 2013

El Papa: la Iglesia necesita fervor apostólico, no cristianos de salón...


Homilía del Papa Francisco hoy 16 de mayo, en la Domus Santa Marta




La Iglesia necesita mucho el fervor apostólico que nos empuja al anuncio de Jesús. Es lo que ha destacado, esta mañana, el Papa Francisco en la Misa en la Casa Santa Marta. El Papa además nos ha puesto en guardia para no ser “cristianos de salón” sin la valentía de fastidiar las cosas demasiado tranquilas”. En la Misa concelebrada con el cardenal Peter Turkson y mons. Mario Toso, presidente y secretario de “Justicia y Paz”, ha tomado parte un grupo de trabajadores del dicasterio de la Radio Vaticana.

Toda la vida de Pablo ha sido “una batalla campal”, una “vida con muchas pruebas”. El Papa Francisco ha centrado su homilía en el Apóstol de los Gentiles que, ha dicho, pasa su vida de “persecución en persecución”, pero que no se desanima. El destino de Pablo, destacó, “es un destino con muchas cruces, pero él sigue adelante; él mira al Señor y sigue adelante”.

“Pablo molesta: es un hombre que con su predicación, con su trabajo, con su comportamiento molesta, porque anuncia a Jesucristo y el anuncio de Jesucristo a nuestra comodidad, muchas veces a nuestras estructuras cómodas –también cristianas, ¿no?- molesta. El Señor siempre quiere que nosotros vayamos adelante, siempre adelante, hacia delante…. Que nosotros no nos refugiemos en una vida tranquila o en las estructuras caducas, estas cosas ¿no? El Señor…. Y Pablo, predicando al Señor, molesta. Pero él sigue adelante, porque él tenía en su actitud algo muy cristiano que es el celo apostólico. Tenía este fervor apostólico. No era un hombre de compromiso. ¡No! La verdad: ¡adelante! El anuncio de Jesucristo: ¡adelante!

Cierto, observó el Papa Francisco, San Pablo era un “hombre fogoso”. Pero aquí no se trata sólo de su temperamento. Y el Señor que “se mezcla en esto”, en esta batalla campal. Incluso –continuó- es el Señor el que lo empuja “a seguir adelante” a dar testimonio incluso en Roma.

“Entre paréntesis, me gusta que el Señor se preocupe de esta diócesis, desde aquel tiempo… ¡somos privilegiados! Y el celo apostólico no es un entusiasmo por tener poder, por tener cualquier cosa. Es algo que viene de dentro, que el mismo Señor lo quiere de nosotros: cristiano con celo apostólico. ¿Y de dónde viene este celo apostólico? Viene del conocimiento de Jesucristo. Pablo ha encontrado a Jesucristo, pero no un conocimiento intelectual, científico –esto es importante porque nos ayuda- sino con este conocimiento primero, el del corazón, del encuentro personal”.

Esto es lo que empuja a Pablo a seguir adelante, “a anunciar a Jesús siempre”. Y añadió: “Está siempre en problemas, pero no en problemas porque sí, sino por Jesús”, “anunciando a Jesús”, “las consecuencias son estas”. El fervor apostólico, destacó, se entiende solo “en una atmósfera de amor”. El celo apostólico, ha dicho otra vez, “tiene algo de locura, pero de locura espiritual, de sana locura”. Y Pablo “tenía esta sana locura”. El Papa invitó, por tanto, a todos los fieles a pedir el Espíritu Santo que haga crecer en nosotros el celo apostólico que no debe pertenecer solo a los misioneros. Por otro lado, advirtió, también en la Iglesia “hay cristianos tibios”, que no “quieren ir adelante”:

“También hay cristianos de salón ¿no? Los educados, todo bien, pero que no saben darle hijos a la Iglesia con el anuncio y el fervor apostólico. Hoy podemos pedir al Espíritu Santo que nos dé este fervor apostólico a todos nosotros, que nos dé también la gracia de molestar a las cosas que están demasiado tranquilas en la Iglesia; la gracia de seguir adelante hacia las periferias existenciales. ¡La Iglesia tiene una gran necesidad de esto! No sólo en tierras lejanas, en las iglesias jóvenes, en los pueblos que todavía no conocen a Jesucristo, sino aquí en la misma ciudad, aquí mismo, necesitan este anuncio de Jesucristo. Por tanto, pidamos al Espíritu Santo esta gracia del celo apostólico, cristianos con celo apostólico. Y si molestamos ¡Bendito sea el Señor! ¡Adelante!, como dice el Señor a Pablo: ¡Ánimo!”

lunes, 13 de mayo de 2013

¿Ha ocultado la Iglesia algo del tercer secreto de Fátima?


¿La tercera guerra mundial? ¿La llegada del Anticristo? A pesar de haberse hecho ya público, el tercer secreto de Fátima sigue provocando ríos de tinta. ¿Es que la Iglesia aún oculta algo?


¿Qué sucedió en Fátima en 1917 y qué valor tiene?

En 1917, mientras la humanidad sufría una conmoción impresionante por la Primera Guerra Mundial y por la Revolución rusa, en un pequeño lugar llamado Cova da Iría, perteneciente a la parroquia de Fátima (Portugal), tres niños cuidaban de unas ovejas el día 13 de mayo, cuando sucedió un hecho extraordinario. A mediodía, después de rezar el rosario, Lucía, Francisco y Jacinta (de 10, 9 y 7 años respectivamente) vieron sobre una encina a “una Señora más brillante que el sol”, que les invitó a rezar y a volver a encontrarse con ella durante cinco meses, siempre el día 13. En su última aparición, la de octubre, la misteriosa mujer se identificó ante miles de personas como “la Señora del Rosario”, y en torno a estos hechos sucedieron algunos milagros. Allí se levantó la basílica que es hoy uno de los lugares de peregrinación cristiana más importantes del mundo, y en 1930 el obispo diocesano declaró las apariciones como dignas de fe, autorizando el culto a esta advocación de la Virgen María.

Como recordó el Concilio Vaticano II en su constitución dogmática Dei Verbum, Jesucristo es la plenitud de la revelación, y no cabe esperar otra revelación pública añadida hasta su segunda venida (n. 4). Por eso Juan Pablo II afirmó en su visita a Fátima en 1982 que la Iglesia aceptó el mensaje dado allí por la Virgen porque está conforme con la revelación divina: su núcleo fundamental es la llamada a la conversión y a la penitencia, precisamente las palabras con las que inició Jesús su ministerio público tal como aparece en los evangelios. Un mensaje, además, muy simple, adaptado a la capacidad de comprensión que tenían los niños videntes, al igual que había sucedido años atrás en Lourdes.

¿Qué es eso del tercer secreto de Fátima?

Cuando María se apareció a los tres niños, les mostró un secreto que, obviamente, no revelaron a nadie, por expreso deseo de la Virgen. Los pastorcillos escucharon el mensaje con atención y lo memorizaron. Habida cuenta de que dos de ellos murieron muy pronto (Francisco en 1919 y Jacinta en 1920), la única superviviente, Lucía de Jesús, puso por escrito el secreto en el momento en que se lo ordenó el obispo de Leiría y cuando contó con el beneplácito de la Virgen. Se trata, más que de tres secretos, de un texto que tiene tres partes, por lo que la Iglesia habla de “la tercera parte del secreto de Fátima”. Las dos primeras partes ya se conocieron en los años 40, cuando fueron hechas públicas en los Diarios de la hermana Lucía.

Sin embargo, la tercera parte la escribió la vidente en 1944 y se la entregó al obispo, que en 1957 la envió al Archivo Secreto del Santo Oficio de Roma. Dos años después lo consultó Juan XXIII, que no reveló su contenido, sino que lo devolvió al Santo Oficio. El siguiente obispo de Roma, Pablo VI, hizo exactamente lo mismo en 1965. Como podemos observar, no hay nada de eso que se dice tanto de que cada vez que ha llegado un Papa nuevo ha leído aterrorizado el secreto y lo ha guardado bajo llave en un cajón de su escritorio. La realidad es más sencilla y menos fabulística. Juan Pablo II abrió el sobre, curiosamente, después del atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro, y tras su lectura hizo un acto solemne de consagración del mundo al Corazón inmaculado de María.

¿Cuándo se ha revelado este secreto?

En una de sus visitas a Fátima, Juan Pablo II encargó dar a conocer públicamente la tercera parte del secreto de Fátima. Era el 13 de mayo de 2000. Esto se supo en el momento en que lo anunció el entonces secretario de Estado del Papa, el cardenal Angelo Sodano, que aludió al texto como “una visión profética comparable a la de la Sagrada Escritura, que no describe con sentido fotográfico los detalles de los acontecimientos futuros, sino que sintetiza y condensa sobre un mismo fondo hechos que se prolongan en el tiempo en una sucesión y con una duración no precisadas. Por tanto, la clave de lectura del texto ha de ser de carácter simbólico”.

Y Sodano apuntó al núcleo de la visión, que “tiene que ver sobre todo con la lucha de los sistemas ateos contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de los testigos de la fe del último siglo del segundo milenio”. Dicho esto, afirmó que sería la Congregación para la Doctrina de la Fe, por expreso deseo del pontífice, la encargada de hacer público el contenido de la tercera parte del secreto confiado por la Virgen María a los niños videntes portugueses “después de haber preparado un oportuno comentario”. Esto sucedió el 26 de junio de 2000.

¿Cuál es el contenido del tercer secreto de Fátima?

En esa jornada, el cardenal Tarcisio Bertone, entonces secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, señaló en la presentación en Roma que “La decisión del Santo Padre Juan Pablo II de hacer pública la tercera parte del ‘secreto’ de Fátima cierra una página de historia, marcada por la trágica voluntad humana de poder y de iniquidad, pero impregnada del amor misericordioso de Dios y de la atenta premura de la Madre de Jesús y de la Iglesia”. Y este dicasterio vaticano dio a conocer aquel día los textos manuscritos de la vidente Lucía relativos a las tres partes del secreto. La primera es relativa a la visión terrible del infierno, y la segunda contiene la promesa de que “por fin mi Inmaculado Corazón triunfará” y habrá paz, después de haber hecho la consagración de Rusia a la Madre del Señor.

En cuanto a la tercera parte del secreto, revelado por la Virgen el 13 de julio de 1917 y también escrito a mano por Lucía, se trata, en resumen, de la visión de un ángel con una espada de fuego junto a María y que exhorta a la penitencia. Además, un obispo vestido de blanco junto con otros obispos, sacerdotes y religiosos subiendo una montaña coronada por una gran cruz, atravesando para ello una ciudad en ruinas llena de cadáveres. Al llegar a la cima el obispo es asesinado por unos soldados, que hacen lo mismo con los demás eclesiásticos y otros fieles laicos. Bajo la cruz, unos ángeles recogen en jarras de cristal la sangre de los mártires y riegan con ella las almas que se acercan a Dios.

Conociendo este texto tan misterioso, Juan Pablo II encargó al cardenal Bertone que se reuniera con la vidente portuguesa para hablar sobre su interpretación. En el diálogo, que tuvo lugar el 27 de abril de 2000 en Coimbra, sor Lucía reconoció la carta que había escrito varias décadas atrás con la revelación del secreto, y “estuvo de acuerdo en la interpretación según la cual la tercera parte del secreto consiste en una visión profética comparable a las de la historia sagrada. Reiteró su convicción de que la visión de Fátima se refiere sobre todo a la lucha del comunismo ateo contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de las víctimas de la fe en el siglo XX”. Afirmó sin duda alguna que el obispo vestido de blanco “era el Papa que sufría”, y que fue la Virgen la que desvió la bala que le fue disparada en el atentado para evitar su muerte.

¿Cómo hay que entender este secreto desde la fe cristiana?

Todo este tema, antes y después de su publicación por parte de la Iglesia, ha dado lugar a múltiples interpretaciones y comentarios. Algunas personas y grupos se aferran a las revelaciones conocidas y a otras que sólo existen en su imaginación para difundir presagios funestos y mensajes que dan lugar al temor.

Desde la fe, sin embargo, la perspectiva es bien distinta. Juan Pablo II, en la Misa del 13 de mayo de 1982 que se ha citado antes, destacó la dimensión del amor materno en el mensaje de Fátima, un amor que no sólo abarca los caminos del hombre a Dios sobre la tierra, sino también los que van más allá, incluyendo el purgatorio. Lo que está en el centro es la voluntad de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. El pecado aparta al hombre de Dios, fuente de la vida, y acaba por condenarlo. Y decía el Papa: “por eso, el mensaje de Nuestra Señora de Fátima, tan maternal, se presenta al mismo tiempo tan fuerte y decidido. Hasta parece severo”. Porque no es otra cosa que una llamada a la conversión urgente, porque en ello nos va la vida.

Benedicto XVI, en el diálogo que mantuvo con los periodistas en mayo de 2010 durante el trayecto en avión hasta Portugal, explicó que en la tercera parte de la visión “se indican realidades del futuro de la Iglesia, que se desarrollan y se muestran paulatinamente”. A través de un lenguaje simbólico y profético, se reitera lo que había dicho el mismo Jesús: “que la Iglesia tendría que sufrir siempre, de diversos modos, hasta el fin del mundo”. Por ello, añadió, “la respuesta de Fátima no tiene que ver sustancialmente con devociones particulares, sino con la respuesta fundamental, es decir, la conversión permanente, la penitencia, la oración, y las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad”.

Fue el Papa alemán el que mejor resumió el sentido del tercer secreto de Fátima y cómo debe entenderse desde la fe, cuando terminó su referencia a este tema diciendo: “somos realistas al esperar que el mal ataca siempre, ataca desde el interior y el exterior, pero también que las fuerzas del bien están presentes y que, al final, el Señor es más fuerte que el mal, y la Virgen para nosotros es la garantía visible y materna de la bondad de Dios, que es siempre la última palabra de la historia”.

Vale la pena leer el denso comentario teológico que se publicó en el año 2000 al revelar la tercera parte del secreto, firmado por el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Solamente entresaco la siguiente afirmación del cardenal Ratzinger: “en la medida en que se refiere a acontecimientos concretos, ya pertenecen al pasado. Quien había esperado en impresionantes revelaciones apocalípticas sobre el fin del mundo o sobre el curso futuro de la historia debe quedar desilusionado. Fátima no nos ofrece este tipo de satisfacción de nuestra curiosidad, del mismo modo que la fe cristiana por lo demás no quiere y no puede ser un mero alimento para nuestra curiosidad. Lo que queda de válido lo hemos visto de inmediato al inicio de nuestras reflexiones sobre el texto del ‘secreto’: la exhortación a la oración como camino para la ‘salvación de las almas’ y, en el mismo sentido, la llamada a la penitencia y a la conversión”. Bien claro.

En definitiva, ¿ha ocultado la Iglesia el tercer secreto de Fátima? 

A la luz de todo lo que hemos visto aquí, la respuesta tiene que ser negativa. Porque la Iglesia ha mostrado, a su debido tiempo, el contenido de este secreto tan temido. Al igual que en su día se dio a conocer el contenido de los otros dos. Otra cosa es lo que quiera pensar cada uno, las vueltas que se le quieran dar al tema o las ganas de retorcer estos temas buscando lo morboso y lo esotérico. Al final se cumple algo que dijo Jesús, y que nos remite no a un oscurantismo eclesiástico, sino a una estrategia que viene de más arriba… de un Dios que ha ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, y se las ha revelado a la gente sencilla.

Para ampliar la información:
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000626_message-fatima_sp.html
http://www.youtube.com/watch?v=80ktg5mMv9U
http://infocatolica.com/blog/infories.php/1205141042-ique-viene-el-harmagedon-4-la

¿Es necesario creer en Fátima para ser católico?


¿Deberían las supuestas apariciones tener una función en nuestra fe? ¿Los católicos deben creer en ellas? 

Si Cristo es la plenitud de la Revelación, ¿no son innecesarias las apariciones, o incluso peor, un intento de añadir algo a la Revelación?


Las apariciones son signo de la presencia de Dios en el mundo, pero no añaden nada a la Revelación. No son dogmas de fe y por tanto los católicos no están obligados a creer en ellas. Sin embargo, la Iglesia, tras largos procesos de discernimiento y verificación, ha reconocido algunas apariciones como válidas o dignas de fe; pero, no de fe divina, como el contenido de la Revelación, sino de fe humana.

Las apariciones son signo de la presencia de Dios en el mundo, pero no añaden nada al contenido de la Revelación

La Revelación se refiere a la comunicación de Dios con el hombre. Revelándose, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle (cf. CIC 52). La Iglesia distingue  dos tipos de revelación: la Revelación contenida en la Biblia e interpretada por el Magisterio. Esta Revelación ya está completa. No se le puede añadir nada. Lo afirma el último libro de la Biblia, también llamado Revelación. Después hay un segundo tipo de revelación, conocido como “revelaciones privadas”. Esto es porque Dios continúa manifestándose de distintas maneras, incluso de formas que pueden ser vistas y oídas por los sentidos humanos. Estas manifestaciones no son necesariamente apariciones, pero las apariciones están incluidas en esta categoría.

El Catecismo de la Iglesia Católica (67) afirma: “A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas “privadas”, algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Éstas sin embargo no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de “mejorar” o “completar” la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentido de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia. 

La fe cristiana no puede aceptar “revelaciones” que pretendan superar o corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud. Es el caso de ciertas Religiones no cristianas y también de ciertas  recientes sectas que se fundan en semejantes 'revelaciones'”.

De hecho, aunque la Iglesia reconozca una aparición como válida o creíble, sigue siendo considerada y permanecerá siempre como “revelación privada”. Los católicos son libres de creer en esas apariciones, dado que la Iglesia las aprueba sólo porque están en armonía con las enseñanzas de la Iglesia. Pero nunca es obligatorio creer en ellas, puesto que la Revelación está completa en Cristo, y se cerró con la muerte del último Apostol. 

El papa Benedicto XV (1854-1922) fue elegido en 1914 y durante su pontificado tuvieron lugar las apariciones de Fátima. En su libro De servorum Dei beatificatione, explicó que la aprobación de la Iglesia de una aparición es básicamente el permiso para dar a conocer la aparición “para instrucción y beneficio” de los fieles. También destacó que a las apariciones, incluso a las aprobadas por la Iglesia, no se les puede dar el “asentimiento de fe” divina, sino sólo un “asentimiento humano” como aconseja la prudencia, por más que parezcan probables y verídicas para la piedad. 

Ciertamente, las apariciones no modifican en absoluto el Credo. Pero entonces, uno podría preguntar, ¿son verdaderamente inútiles? Las apariciones pueden verse como útiles en tanto en cuanto sus mensajes confirman o subrayan la profundidad de los misterios de la fe. Por ejemplo, cuando la Virgen María se apareció en 1858 en Lourdes, se presentó como la “Inmaculada Concepción”, un título que había sido proclamado como dogma cuatro años antes en el documento del papa Pío IX Ineffabilis Deus. Algo parecido ocurrió con la definición de la Asunción en 1950: cuando el papa Pío XII deliberaba sobre la proclamación de este dogma, tuvo una visión en los Jardines Vaticanos. Él mismo consignó esta visión en una nota manuscrita que el vaticanista italiano Andrea Tornielli dio a conocer en febrero de 2008.

Referencias:

La visión de Pío XII en los Jardines Vaticanos
http://www.ilgiornale.it/interni/pio_xii_e_fatima_ho_rivisto_miracolo/28-02-2008/articolo-id=244387-page=0-comments=1

Mariologia.org
http://www.mariologia.org/reflexioneslibros09.pdf

La Iglesia, después de largos procesos de discernimiento y verificación, ha aprobado algunas apariciones, es decir, las ha reconocido como creíbles

Las apariciones y visiones de la Virgen María han marcado profundamente la historia de la Iglesia y la piedad católica, ya desde los tiempos apostólicos; la primera aparición aprobada por la Iglesia, según una tradición antiquísima, es la de Nuestra Señora del Pilar, que fue una aparición de la Virgen al Apóstol Santiago cuando éste evangelizaba en España antes de su martirio. Santuarios y ermitas se han construido en los lugares de las apariciones, y sustentan las actividades de la piedad cristiana.

Sin embargo, debe destacarse que la Iglesia estudia escrupulosamente las apariciones de las que se le informa antes de reconocerlas públicamente. De hecho, como explicó el teólogo René Laurentin en un discurso en Praga el 10 de mayo de 2010, sólo hay 15 apariciones reconocidas, de las cerca de 2.500 que han sido comunicadas. Entre esas 15 se encuentran la de Guadalupe en México (1531), la de Aparecida en Brasil (1717), la de La Salette en Francia (1846), la de Lourdes en Francia (1858), la de Fátima en Portugal (1917) y la de Amsterdam en Holanda (1945). Otras, como las documentadas apariciones de Medjugorje, se están investigando todavía.

En el proceso de investigación -que inicia el obispo local-, intervienen doctores, teólogos y otros expertos. El proceso se rige por normas establecidas por la Congregación Vaticana para la Doctrina de la Fe. Las normas incluyen una serie de criterios, entre ellos, que el mensaje de la supuesta aparición esté en conformidad con las enseñanzas de la Iglesia. Otros criterios se refieren a que no haya ánimo de lucro, que el supuesto vidente sea una persona psicológicamente sana, que se verifiquen signos o milagros, etc. 

Como se ha mencionado, el primer responsable de iniciar las investigaciones es el obispo local, que puede recurrir a la Santa Sede para pedir ayuda. De hecho, es la Congregación para la Doctrina de la Fe la que se encarga de revisar estos casos y emitir el correspondiente juicio eclesial. En los últimos años, se han publicado diversas notificaciones sobre este proceso, entre ellas un documento con la revelación del “tercer secreto” de Fátima.

En el 22º Congreso Mariológico-Mariano Internacional, celebrado en Lourdes en septiembre de 2008, el oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe monseñor Charles Scicluna explicó la visión de la Iglesia sobre las apariciones. La Iglesia las considera “un carisma del Espíritu y como tal pertenecen al don de la profecía”. Por tanto, deben ser evaluadas, pero no silenciadas, sugirió el prelado. “Las marianas han de ser acogidas teniendo presente la revelación definitiva concedida en  Cristo  Jesús,  por  lo  tanto  no  son  algo  absoluto.  No  serían  ni  siquiera necesarias,  sino sólo meramente complementarias y secundarias para la vida de fe” (traducción de Aleteia).

Referencias:

Normas de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre Apariciones (en francés)
http://www.spiritualite-chretienne.com/marie/normes.html

Sobre el tercer secreto de Fátima, nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe
 www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/doc_dottrinali_index_sp.htm

Intervención de monseñor Charles Scicluna en el 22º Congreso Mariológico Internacional
http://www.arquidiocesissalta.org.ar/cuestionpastoral/orientaciones1.pdf


¿Qué sentido tienen las apariciones?

Las apariciones pueden tener diversos objetivos: misión doctrinal, pastoral, invitación a la penitencia y la conversión, e inspiran la conversión y un crecimiento en la vida cristiana (oración, caridad, etc.). La aprobación de una aparición pretende ser una ayuda para los fieles: pueden servir para esclarecer verdades profesadas por la Iglesia, o para invitar a los cristianos a vivir una vida más perfecta.

La Iglesia obviamente debe prestar atención a las apariciones y a las informaciones sobre apariciones, ya que estos fenómenos tienden a suscitar grandes movimientos de religiosidad popular, conversiones e incluso milagros.

El teólogo y mariólogo francés René Laurentin, reconocido autor de varias investigaciones históricas sobre apariciones marianas (especialmente la de Lourdes), destaca que en sus múltiples mensajes, la Virgen María siempre llama a las personas a la conversión y a volver a Dios. “Las apariciones”, sugiere Laurentin, “nos recuerdan a la vez la trascendencia y la familiaridad de Dios”. 

El prelado se refiere a María como “delegada privilegiada de la misericordia de Dios a favor de los hombres”.

En este sentido, es oportuno tener presente el notable aumento de las apariciones registrado en el siglo XX, especialmente en las últimas décadas. Cuando el periodista italiano Vittorio Messori le preguntó sobre ello al cardenal Joseph Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) en 1984, el purpurado respondió: “uno de los signos de nuestro tiempo es que las noticias sobre “apariciones” marianas se están multiplicando en el mundo” (Informe sobre la Fe, BAC 1985).

Monseñor Laurentin, en su libro Apariciones actuales de la Virgen María (Rialp, 1991), realizó esta observación: La Virgen “tiene una misión de Madre a los ojos de nuestro mundo. Esta misión está llamada a intensificarse en los últimos tiempos, decía Grignon de Montfort. ¿No corresponderá la multiplicación de las apariciones a una cierta urgencia; quizás no el fin del mundo, pero al menos, a una grave conmoción en el umbral del tercer milenio?” (pág. 14).

El autor dice que él mismo realizó varias investigaciones, precisamente para cuestionar su proliferación.  “Pero los resultados fueron positivos en mayor medida de lo que yo había pensado. Las apariciones que tuvieron lugar en Argentina (San Nicolás), México [Terra Blanca], Ruanda (Kibého), Siria (Damasco), Italia (Schio), Corea (Naju), etc., no presentan ningún signo patológico. Si algunas de mis investigaciones descubrieran apariciones ilusorias o desviaciones, la mayoría terminaría en la papelera, que es donde suelen ir a parar las apariciones que muestran el menor fallo, según el principio Bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu (algo es bueno cuando todo lo suyo es bueno, malo si tiene el menor defecto)” (pág. 14-15).

Finalmente, en las apariciones hay un signo de misteriosa sencillez: ni Bernadette Soubirous ni los niños de Fátima habían hecho nada en particular para convertirse en testigos de hechos sobrenaturales. Esos fenómenos son una ocasión excepcional para sentir la presencia de Dios. Por ello, la Iglesia los califica como “signos”, pero no basa sólo en ellos su llamamiento a la conversión.

Referencias:

El blog personal del padre René Laurentin (en francés)
http://blog.renelaurentin.com/

Hay una “dimensión espiritual superlativamente positiva” de las apariciones marianas

El profesor de la Universidad Franciscana de Steubenville Mark Miravalle explicó que aunque no hay “obligación estricta de creer en revelaciones marianas privadas”, también es verdad que “si Dios considera oportuno enviar a la Madre de Jesús a la historia humana para destacar los aspectos más exigentes del Evangelio, por ejemplo mayor oración, ayuno, penitencia, conversión y paz, entonces esta intervención del cielo debería recibirse con respeto, gratitud y veneración”.

“Dios no es arbitrario en sus actos providenciales”, añadió el profesor, “y si determina que la familia humana se encuentra en una necesidad significativa de una visita celestial de la Mediadora de todas las gracias, entonces deberíamos recibir esas visitas con mentes y corazones abiertos, especialmente una vez que la Iglesia ha discernido que la aparición comunicada tiene un origen sobrenatural”.

Miravalle, que preside el movimiento católico internacional Vox Populi Mariae Mediatrici (La voz del pueblo por María Mediadora) destacó que el beato papa Juan XXIII “transmitió este sentido de un reconocimiento reverente y una respuesta a las apariciones marianas el 18 de febrero de 1959, por emisión de radio a Lourdes”.

El papa dijo: “Os instamos a escuchar con sencillez de corazón y sinceridad de mente las saludables advertencias de la Madre de Dios. … El romano pontífice … también siente el deber de recomendar la atención de los fieles -cuando, tras un examen responsable, así lo juzguen para el bien común- esas luces sobrenaturales que a Dios le ha complacido dispensar gratuitamente a algunas almas privilegiadas, no para proponer nuevas doctrinas, sino para guiarnos en nuestra conducta”.

Miravalle añadió que “deberían respetarse especialmente las revelaciones marianas aprobadas que se han introducido en la oración litúrgica pública de la Iglesia” y presentó como ejemplos la memoria litúrgica de Lourdes, el 11 de febrero, y la memoria libre de las apariciones de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, el 13 de mayo.

Referencias:

Mariology: A Guide for Priests, Deacons, Seminarians, and Consecrated Persons, editado por Mark Miravalle (en ingles)
www.markmiravalle.com

Referencias globales:
Encíclica Marialis Cultus de Pablo VI
http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19740202_marialis-cultus_sp.html

Pontificia Academia Mariana Internacional
http://www.accademiamariana.org/index_file/Page399.htm

Fundación Marie de Nazareth
http://www.mariedenazareth.com/1.0.html?&L=3

Sociedad Mariológica Española
http://www.sociedadmariologica.com/

Revisado por el experto P. Enrique Llamas, Carmelita Descalzo y presidente de la Sociedad Mariológica Española.






  



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Fátima y El Escapulario


Los Niños De Fátima



Jacinta y Francisco Marto, y Lucia dos Santos (1917)La historia de Fátima comienza realmente en el año de 1916, cuando los trés niñitos, Lucía, una niña de nueve años, Francisco, un niño de ocho y Jacinta, una niñita de seis años; fueron al valle de la Cova de Iria cerca de la aldea de Fátima en Portugal. Este era un día común, cuando los niños llevaban sus obejas a pastar. En este día en particular al principio de la primavera de 1916 empezó a llover, por lo tanto, los niños subieron por un lado de la colina al sur del valle hasta una cueva natural, llamada "Cabeço". Allí terminaron sus juegos, almorzaron, y como era la costumbre en todo Portugal, se arrodillaron a decir el Rosario.

El Ángel De Portugal


Antes de terminar el Rosario sintieron un viento fuerte y al mirar, notaron una luz extraña a lo lejos sobre el valle. Mientras la observaban, la luz se acercaba más y más hacia el sitio donde ellos estaban arrodillados y finalmente, vino hasta la misma entrada de la cuevita. Ahí la luz tomó la forma de un muchacho joven como de quince años. "No teman" dijo la criatura de la luz, "Yo soy el Ángel de la Paz, recen conmigo." Luego, postrándose con su frente tocando el suelo, le enseñó a los niños la oración que dice lo que está mal en el mundo hoy en día. Esta es la oración que el Ángel de la Paz le dio a los niños de Fátima: "Dios mío, Os creo, Os adoro, Os confo y Os amo. E imploro perdón por los que no Os creen, Os adoran, Os confian y Os aman". Trés veces consecutivas el Ángel repitió la oración, una oración en la cual, el cielo pide que de la tierra suban oraciones de Fe, Esperanza y Amor -- los tesoros que todos recibimos en el bautismo. "Recen así", dijo el Ángel cuando se retiraba. Los corazones de Jesús y María están atentos a vuestras súplicas."

Dos veces más en el verano de 1916 el Ángel visitó a los niños. La segunda vez que vino, los niños estaban jugando cerca del pozo detrás de la casa de Lucía. De pronto, sin avisar, apareció preguntando: "Que hacen? Recen, recen sin cesar; ofrescan oraciones y sacrificios al Todopoderoso. " Lucía confusa por las palabras, se atrevió a preguntar: "Pero cómo -- cómo debemos sacrificarnos?" A lo que el Ángel contestó: "En todo lo que hagan ofrezcan un sacrificio a Dios para pagar por los pecados que le ofenden, sobre todo, acepten con sumisión los sufrimientos que Dios les vá a mandar."

Más tarde en el valle, las niñas se lo explicaron a Francisco quien había visto el Ángel pero no pudo oir su voz. "Pero como debemos sufrir?" dijo Francisco, "No estamos enfermos. Tenemos suficiente para comer y un sitio para vivir." Pero pronto aprendió su significado, cuando su hermano mayor se enlistó en el ejercito pelfando de la segunda guerra mundial. Igualmente la pequeña Jacinta se deprimió por la preocupación en su hogar y los cuentos de muerte en el campo de batalla, igual al problema en la familia de Lucía, cuando su padre comenzó a gastar todo su dinero en las tabernas, y extendía sus bracitos y lloraba diciendo; "Señor, Os ofrecemos todos estos sufrimientos para la converción de los pecadores." Entonces empezaron a comprender el significado de sufrir y el gran misterio del pecado.
Reparación

A fines del verano, el Ángel vino a "El Cabeco" donde estaban rezando, esta cueva fué santificada debido a su primera visita. En su mano sostenía un Cáliz y sobre él, una Hostia sangrando. Arrodillándose dijo la conmovedora oración: "O Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Epíritu Santo, Os adoro y ofrezco el preciocísimo cuerpo, sangre, alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en los tabernáculos en el mundo, en reparación por las injurias, sacrilegios é indiferencias por los cuales Él es ofendido. Y por los méritos infinitos de Su Sagrado Corazón y del Inmaculado Corazón de María, Os imploro por la converción de los pobres pecadores." Luego, dando la Hostia a Lucía y el contenido del Cáliz a Francisco y a Jacinta dijo: "Tomad y bebed del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, horriblemente ofendido por hombres ingratos. Haced reparación por sus crímenes y consuelen a Dios." Esta fúe la última vez que los niños vieron al Ángel de la Paz.

Nada fuera de lo ordinario sucedió durante los días que siguieron. El verano pasó, el invierno llegó, la primavera con su nueva vida, y durante ese tiempo los niños abrazaron la esperanza de que la criatura de la luz regresaría a ellos.

Nuestra Señora Contesta



El trece de Mayo de 1917, cuando fueron a la serra, los niños no sabían la confusión en que el mundo se encontraba. No habían oido la voz del Papa Benedicto XV que se había dirigido a la Madre de la humanidad, pidiéndole a María que mirase al mundo sollozando, que simpatizara con los llantos de los niños inocentes, y los lamentos angustiosos de las Madres y las esposas. Sin embargo, este era el día en que la Madre de Dios había decidido contestar la súplica del Santo Padre.

Al mediodía los niños fueron sorprendidos por un rayo repentino de un relámpago. Mirando hacia arriba no vieron señal de tormenta; el cielo nunca había estado tan bello, ni el valle tan pacífico. Otra vez vino el rayo y temiendo que una tormenta repentina los sorprendiera, corrieron en dirección de la pequeña cueva. Al volverse, se sorprendieron al ver una Bella Dama parada sobre uno de los pequeños robles cercanos. "No Teman", Dijo la Bella Dama. Sin miedo Lucía le preguntó: "De donde viene Usted?" -- "Vengo del cielo." "Del cielo!" dijo Lucía...y preguntó: "Iré al cielo?" "Sí". Y pensando en sus compañeros añadió: "Y Jacinta, irá también?" "Sí" -- "Y Francisco, irá también al cielo?" Francisco, oyendo su nombre, se volvió y vió a las niñas mirando hacia el arbolito, y no viendo nada, gritó; "tírale una piedra a ver si se vá!" "Porqué es que Francisco no la vé?" Lucía preguntó a la Dama. Entonces Nuestra Señora contestó las palabras que todos debemos tomar muy en serio: "Dile a Francisco que diga el Rosario y me verá." Inmediatamente Francisco tomó sus cuentas y comenzó a rezar. Antes de terminar, sus ojos se abrieron y pudo ver la visión que lo cambió en uno de los más grandes apóstoles de la oración de estos tiempos. El pequeño Francisco que como muchos de nosotros pensaba que las oraciones no eran importantes, nunca olvidó las palabras de Nuestra Señora. Enseguida se convirtió en una inspiración para los demás.

Un día las niñas estaban tan ocupadas jugando, que no pensaron en Francisco hasta el almuerzo. "Francisco", llamaron -- "estás listo para comer?" "no, no deceo comer". Luego le preguntaron lo que estaba haciendo: "Estaba pensando en Nuestro Señor, que está triste por los pecados cometidos. Cuanto deceo consolarlo!" Otro día lo llamaron a jugar y él simplemente levantó su Rosario. Y le dijeron, "O, dilo luego!" y el contestó: "Ahora y luego también!, no recuerdan que Nuestra Señora dijo que tendría que decir muchos Rosarios?".

    El Inmaculado Corazón de Mara


En Junio Nuestra Señora regresó, esta vez después de repetir el mensaje de la oración, les pidió que añadieran entre cada década la invocación: "O Jesús mío, perdone nuestros pecados, líbrenos del fuego del infierno, lleve al cielo a todas las almas, especialmente aquellas que necesitan más de Su misericordia." Una vez más pidió que hicieran sacrificios diariamente. Entonces, abriendo sus manos que habían estado siempre juntas en oración, les reveló Su Inmaculado Corazón rodeado de espinas, herido y sangrando.
La devoción al Inmaculado Corazón de María está clara en la oración que Ella les pidió que dijesen después de cada sacrificio: "O Jesús mío, es por amor a Vos, para la conversión de los pobres pecadores, en reparación al Inmaculado Corazón de María." Hoy en día Dios quiere que hagamos reparación al Inmaculado Corazón de María directamente. Esto suena como una devoción completamente nueva en la Iglesia, pero la historia nos da miles de ejemplos de teólogos y santos que nos dicen que María tiene parte en cada paso, en todo el plan de la salvación. Como nos dice San Bernardo: "Así es la inmutable voluntad de Dios que ha querido que tengamos todo por medio de María." Somos hijos de María, Cristo lo ha querido así, sabiendo que las virtudes pasan fácilmente del corazón de la Madre al corazón de Sus hijos." (San Juan María Vianney)

Aviso Solemne


El trece de julio, después de repetirte el mensaje de oración y sacrificio, Nuestra Señora de pronto abrió Sus manos y una gran cantidad de luz pareció salir de ellas y penetró la tierra. La tierra se abrió, revelando a los niños inocentes el terrible abismo del infierno. Lucía nos dijo después, que allí pudieron ver las almas de los condenados, arrojados de un sitio a otro como chispas en un gran fuego, llorando de pena y de eterno remordimiento, y pudo distinguir a los demonios por las formas nauseabundas que habían tomado de animales desconocidos. "Ven el infierno", dijo Nuestra Señora, "Donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi inmaculado Corazón". Entonces en un resumen espantoso, Nuestra Señora dijo lo que le sucedería al mundo si los hombres no cesaban de ofender a Dios, y como Dios iba a castigar al mundo por medio de guerras, hambre y persecución de la Iglesia. "Vendré a pedir la consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón y la comunión de reparación de los Primeros Sábados". Ella dijo como Dios nos mandaría castigos si sus súplicas no eran concedidas, y advirtió a los hombres así: "Si Mi súplicas son concedidas, Rusia se convertirá y habrá paz; sino, Rusia esparcirá sus errores por el mundo, causando guerras y persecusiones a la Iglesia; los buenos serán martirizados y varias naciones serán aniquiladas". Luego añadió: "Al fin Mi Inmaculado Corazón triunfará". Otra vez en agosto Nuestra Señora les mencionó el infierno y les dijo: "Recen grandemente y hagan sacrificios por los pecadores, pues muchas almas van al infierno, mas no tienen a nadie que rece y haga sacrificios por ellos".

El Infierno y la Guerra

En las semanas que siguieron los niños no cesaron de pensar en la terrible visión del infierno. La pequeña Jacinta se sentaba y pensaba horas corridas. "Que triste estoy por las almas que van al infierno ...la gente allí, viva, quemándose como madera en el fuego... Lucía, "Porqué vá la gente al infierno?" y Lucía le explicaba;... "Lucía dile a Nuestra Señora que le enseñe el infierno a todo el mundo, entonces nadie pecaría más".

El Gran Signo

No podemos imaginar que como la noticia de los acontecimientos en Fátima, gradualmente pasaron a los pueblos y aldeas de Portugal, y hasta fueron reportadas en otras partes de Europa, hubo muchos que rehusaron creer que Nuestra Señora se había aparecido en el mundo en un sitio tan olvidado como Fátima. Así que, Nuestra Señora le dijo a los niños en septiembre de 1917: "Díganle que en octubre yo les daré una señal tan grande que todos estarán obligados a creer en Mí".

Y llegó el día, y a pesar de la lluvia y el lodo, todas las carreteras hacia Fátima estaban llenas de tráfico en los días antes del trece de octubre. Todos deceaban ver a Nuestra Señora. Poco antes del mediodía Nuestra Señora vino por última vez. Con sus corazones desbordados de amor, los niños escucharon su último mensaje: "Díganle a la gente que tienen que enmendar sus vidas y pedir perdón por sus pecados. Que no ofendan más a Nuestro Señor, pues está ya demaciado ofendido".

Entonces vieron el gran milagro del sol, durante el cual el sol se puso de color rojo sangre y empezó bailar en el cielo; luego empezó a bajar y acercarse a la multitud de 70,000 personas que observaban horrorizados. Todos pensaron que el fin del mundo había llegado. Todos estaban llorando y gimiendo: "¡Virgen Santísima, no nos lleves en nuestros pecados!" Cuando el sol finalmente regresó a su sitio, supieron que el cielo había bajado a la tierra; y se dirigieron a los niños de Fátima con una pregunta: "Que quiere Nuestra Señora que hagamos?"

Consagración y El Escapulario

Nuestra Señora decea que nos consagremos a Su Inmaculado Corazón, una consagración en la cual nos entregue completamente a nuestra Madre, prometiéndole que vamos a: 1. Decir el Santo Rosario todos los días. 2. Ofrecerle todos los pequeños sacrificios diarios para la converción de los pecadores. 3. Hacer cinco comuniones de Reparación en los primeros sábados de cada més, durante cinco meses consecutivos. En la última aparición, Nuestra Señora apareció como Nuestra Señora del Carmen, sosteniendo el Santo Escapulario, que es el signo de consagración al Inmaculado Corazón de María. Diáriamente nos debe recordar la promesa que le hemos hecho a la Virgen Santísima.Nuestra Senhora de Fatima

Una Visita con Lucía de Fátima

En la Fiesta de la Asunción de Nuestra Señora, el 15 de agosto de 1950, tuve el gran privilegio de visitar y hablar con Sor Lucía, la única sobreviviente de los niños de Fátima. Ella es una hermana Carmelita, Sor María Lucía del Inmaculado Corazón de María. Tuve la alegría de hablar con ella alrededor de hora y media, durante la cual ella contestó muchas preguntas importantes. Cuando le pregunte si Nuestra Señora del Carmen se le había aparecido en Fátima dijo: "Seguramente!" Luego le pregunté acerca del Santo Escapulario y el mensaje de Fátima: "En muchos de los libros escritos acerca de Fátima, los autores no mencionan el santo Escapulario como una parte necesaria del mensaje de Fátima. El Rosario y el Santo Escapulario son inseparables".

Nosotros que sabemos el significado del mensaje de Nuestra Señora de Fátima, nos tenemos que convertir en otros apóstoles, fieles hijos de María, y no conformarnos con guardar este mensaje, sino que tener el celo de apóstoles, trabajaremos día y noche para hacer a María conocida por todos. Guardemos en nuestro corazón las palabra dichas a Lucía por Jacinta antes de morir:

    "Lucía, dile a todo el mundo que Dios dá Sus gracias por medio del Inmaculado Corazón de María. Diles que imploren por la paz del mundo al Inmaculado Corazón de María, pues Dios le ha dado la paz del mundo a Ella".